La Copa del Rey es una competición donde los clubes modestos reciben a los más grandes. Con ello, generan un beneficio muy superior a lo que están habituados. Esto se debe, en gran parte, a las entradas que venden a los socios y a los aficionados visitantes. Sin embargo, en esta edición, ha sido una pesadilla para algunos.
Generalmente, los clubes con instalaciones inadecuadas buscan otros estadios con más aforo para así generar más ingresos. Eso hizo el Hernán Cortés, que se marchó al Estadio Francisco de la Hera de Almendralejo para recibir a los ocho mil aficionados béticos que asistieron al encuentro. El resultado fue lo de menos, el espectáculo en la grada y el buen ambiente era lo importante. Los jugadores locales salieron encantados, pues habían cumplido el sueño de jugar en un campo y ante una afición de primera.
Sin embargo, Antiviolencia ha estimado oportuno amargar la experiencia al conjunto extremeño. Han recibido una multa de alrededor de 90.000€ por deficiencias en la seguridad, ya que los aficionados verdiblancos portaron bengalas y botes de humo, que fueron prendidos en el estadio. Pese a no haber ocurrido ningún incidente, la decisión es tajante. El Hernán Cortés tendrá que asumir el pago, algo que no será nada sencillo teniendo en cuenta que juegan en la división Regional. Todo lo que ingresaron por ticketing saldrá de sus arcas.
Los pacenses no ha sido los únicos en ser multados. Otro de los equipos modestos que disputaron la ronda de Copa, el Turégano, también ha recibido una sanción económica. En este caso, la cantidad es de 3.001 €, por la presencia de un bote de humo en el estadio. También ha habido sanciones para Rayo y Burgos, por motivos semejantes. Para estas entidades de categorías amateurs, gestionar este tipo de encuentros no es nada sencillo, y más aún si tienen que hacerlo en unas instalaciones que no son suyas.
Por otro lado, y para concluir, el fútbol español no deja de alejarse de la cultura futbolera de otros países. Mientras que en Suecia, Alemania, Noruega o Italia los tifos están permitidos, y, en algunos casos, la presencia de humo es habitual, en España es impensable.