La participación de los filiales en las competiciones profesionales siempre ha tenido controversia en el fútbol español. Se discute sobre si el hecho de que algún equipo “B” asciende a Segunda División, le quita la plaza a otro club con mayor masa social. Anteriormente, estos equipos afiliados incluso disputaban la Copa del Rey. Uno de ellos, el Real Madrid Castilla, llegó a competir en Europa. En este artículo, vamos a ver cómo lo hicieron.
Hay que retroceder a la temporada 79/80 para dar comienzo a esta historia. Por aquel entonces, eran varios los filiales que competían en el torneo del K.O, aunque no era habitual que llegasen muy lejos. Algunos de ellos fueron el Sevilla Atlético, el Real Oviedo “Vetusta”, el FC Barcelona “B” o el protagonista de hoy, el Real Madrid Castilla. El equipo merengue se encontraba en Segunda División, por lo que tenía una plantilla habituada a competir contra equipos profesionales.
De esta manera, el filial merengue comenzó a pasar rondas. Primero, contra el Extremadura, con un global de diez a dos. Después, el Alcorcón. A partir de la siguiente ronda, comienza a enfrentarse a equipos de entidad superior, como el Racing de Santander o el Hércules de Alicante. Elimina a ambos. Contra estos últimos remontaron un cuatro a cero en contra en el partido de vuelta. Ya en octavos tocó un rival muy complicado, el Athletic Club. Sin embargo, los canteranos del Madrid asaltaron San Mamés y ganaron uno a dos.
De nuevo, el Castilla viajó al País Vasco para jugar los cuartos. Esta vez, les tocó la Real Sociedad. La épica continuó tras remontar el dos a uno en contra, y vencer por dos a cero en Madrid. De esta manera, el filial madridista se plantó en las semifinales del torneo. Ahí, su víctima fue el Real Sporting de Gijón, que cayó por cuatro a uno en la capital. La final fue contra el primer equipo, el Real Madrid. Evidentemente, la segunda plantilla no tuvo nada que hacer contra sus superiores, y cayeron por seis a uno.
Como el Real Madrid ya accedió a competición europea mediante la clasificación liguera, el Castilla acudió a la Recopa de Europa como subcampeón del torneo doméstico. Entraron en la ronda de dieciseisavos, donde les tocó el West Ham United inglés. Contra todo pronóstico, el filial merengue ganó por tres a uno en la ida, aunque nada tuvo que hacer en Upton Park en la vuelta. Cayeron por cinco a uno en tierras británicas.
Aquel filial hizo historia, eso es indiscutible. Poco después, se prohibió la participación de estos equipos “B” en la Copa del Rey y, por ende, la posibilidad de que se repitiese esta gesta. Como citamos al principio, ahora el debate recae en hasta dónde deben llegar estos equipos dependientes, que desde cierto punto de vista, evitan que algunas ciudades tengan sus clubes en las categorías más altas del fútbol español. Es un tema controvertido que, sin duda, tiene sus defensores y detractores.