Las informaciones que han circulado, durante la mañana de hoy, acaban de ser confirmadas por el propio París Saint-Germain. El club francés se reconcilia con su estrella Kylian Mbappé, que abandona el grupo de “indeseables” y se reintegra al resto del equipo.
El comunicado del PSG señala: “Tras conversaciones muy constructivas y positivas entre París Saint-Germain y Kylian Mbappe antes del partido de ayer, el jugador fue reincorporado al equipo en el entrenamiento de esta mañana”.
No cabe duda de que en el club francés celebrarán por todo lo alto y ya han comenzado con el comunicado señalado. Con ello dan a entender que su posición ha estado más que justificada y que, nuevamente, le “tuercen el brazo” a su estrella. Por su parte, una vez más, la imagen de Kylian Mbappé queda muy deteriorada ante el mundo. Probablemente, esta no sea una opinión compartida por algunos, dependiendo del color de su bufanda. Pero, esta situación no hace más que demostrar varias cosas.
La primera es que, para Mbappé, el dinero está por encima de cualquier clase de recato. No importa si hoy se asume una posición y mañana otra. Por el otro, que los “opinadores” de oficio y el sinfín de personajes que manifiestan tener primicias del caso, no hacen más que quedar en evidencia. Pero, sobre todo esto, está la figura de Florentino Pérez.
Alguno decía que el presidente del Real Madrid no cometería el mismo error dos veces y, con ello, avalaban el supuesto hecho de que, esta vez, no se le escaparía el fichaje. Sí, tenían razón en que no se equivocaría dos veces. Pero, la razón no fue la argumentada. Lo que sucedió es que Florentino no volvió a caer en el mismo error de creer en las rasgadas de vestiduras de Mbappé y formar parte de su juego. En Francia celebran, pero en el Real Madrid también.
A partir de ahora, cualquier cosa puede suceder, pero desde el mundo de Mbappé y su entorno ya nada debería sorprender. No hay falsas primicias, ni exclusivas. Sólo hay deseos de algunos por ver al francés vestir de blanco y, de otros, por ganar seguidores, “likes” y audiencias. Y, por el lado del jugador y los que le rodean, solamente dinero, dinero y más dinero. Queda ya de cada quien lo que considere válido de acuerdo con sus estándares.