A veces, es difícil entender los caminos que sigue la justicia, al menos, desde el punto de vista del común de los normales. El caso de los insultos racistas recibidos por el jugador del Real Madrid, Vinicius Júnior, en Mestalla, es una muestra de ello. Y si nos remitimos al pasado cercano, no ha sido la única vez.
En la retina de muchos todavía están aquellas célebres palabras de la Fiscalía de Madrid. En aquél entonces, los cánticos racistas, en el derbi, no fueron motivo para seguir adelante con la investigación y el caso quedó archivado. La razón esgrimida sentó un peligroso precedente pues, de acuerdo al organismo, los insultos “se dieron en un contexto de máxima rivalidad y sólo duraron unos segundos”. Tan es así, que uno de los abogados defensores del caso Mestalla, parafraseando lo ya mencionado, argumentó: “Mi cliente tuvo una reacción espontánea de dos segundos en un partido de máxima rivalidad. Se limitó a reaccionar a una provocación constante de Vinicius”.
Esta declaración del abogado no fue la única cuestión llamativa del proceso. Los abogados del Real Madrid y los de LaLiga solicitaron que la investigación tomara en cuenta a todo lo sucedido. Los insultos a Vinicius Júnior, no se dieron nada más en el transcurso del partido, sino que también ocurrieron desde la llegada del autobús a Mestalla hasta que se marcharon. Sin embargo, la jueza instó a abrir otro procedimiento para tales incidentes. Para ello argumentó que el radio de acción de su investigación sólo estaba relacionado con lo acontecido en el minuto 72. Algo poco menos que sorprendente.
El caso aún está lejos de arrojar un veredicto. Vinicius Júnior prestará declaraciones el 28 de septiembre. Originalmente, estaba pautado para el pasado mes de junio, pero fue postergado a raíz de las vacaciones del brasileño. La defensa ha argumentado gestos del jugador hacia la grada. El Real Madrid y LaLiga presentaron pruebas de lectura de labios, entre otras. Así que esto pica y se extiende y, si se quiere ampliar el alcance, pues a otro juicio…